jueves, 26 de octubre de 2017

SALIDA AL MONTE (14): MONTE BUCIERO

Vista desde la cumbre
APLAZADA AL SÁBADO DÍA 18 DE NOVIEMBRE.

En nuestra salida de otoño nos acercaremos a la villa marinera de Santoña (Cantabria) y en concreto, a la península que se extiende en su lado nordeste y que recibe el nombre de monte Buciero. En Buciero, por su posición estratégica, podemos encontrar restos de fortificaciones y otras instalaciones relacionadas con la defensa militar. Y también una variada fauna y flora que hace de él un ecosistema protegido.

Situación (Santoña)

Existen diversos recorridos posibles a través de este pequeño macizo montañoso. El más popular es el que se desarrolla de forma circular a través de los acantilados, incluyendo la bajada al faro del Caballo. Pero en esta ocasión vamos a adentrarnos en el corazón de la península.

Iniciaremos la ascensión desde el fuerte de San Martín, situado al final del Paseo Marítimo. Ascenderemos por el Este junto al acantilado para adentrarnos en el macizo a través de un denso bosque de avellanos. Ahí podremos observar restos de antiguas explotaciones mineras a cielo abierto. El macizo tiene dos cumbres, Ganzo y Buciero. En esta ocasión llegaremos a la cima del Buciero (356 m.) desde donde tendremos unas buenas vistas sobre Santoña, Laredo y las marismas. Tras el descenso continuaremos junto al acantilado en dirección Norte para adentrarnos poco después a través de una senda que atraviesa el macizo de Este a Oeste, llegando hasta los restos del fuerte napoleónico para descender finalmente al centro urbano de Santoña.

Recorrido

La salida está programada para el sábado 4 de Noviembre. La mayor dificultad se encuentra en la ascensión inicial, pero en poco más de una hora estaremos ya en la cumbre. El resto del recorrido es relativamente cómodo. Es recomendable llevar buen calzado ya que algunos tramos son sombríos y el terreno puede estar húmedo.

A la vuelta, para no perder las buenas costumbres, habrá viandas para reponer fuerzas. Y, dado el éxito de la edición anterior, tendremos también concurso-cata-degustación de “algo” (se admiten propuestas).

Datos técnicos

-       Fecha de salida: Sábado 4 de Noviembre, a las 9.00 h.
-       Lugar de salida: Urbanización El Oasis, Islares (junto a la gasolinera), Castro Urdiales. Desplazamiento en vehículo a Santoña (28 km.).
-       Desnivel: 356 metros.
-       Recorrido: 9 kilómetros.

-       Duración: 3 horas aprox.

jueves, 19 de octubre de 2017

BILBAO Y SUS PUENTES


No es posible explicar ni conocer la historia de Bilbao sin su Ría. En ella se encuentran muchas de las claves del desarrollo de nuestra villa: sus orígenes como puerto interior, su actividad comercial e industrial, su configuración urbana, sus barrios, las relaciones con su entorno… Como llegó a decir Miguel de Unamuno, “la Ría sola explica la historia de Bilbao”.

Desde el siglo XIV las embarcaciones han remontado sus aguas a lo largo de casi tres leguas marinas o, lo que es lo mismo, más de siete millas náuticas, en unas duras condiciones de navegabilidad: la barra de arena de Portugalete, el escaso calado en algunos puntos, los fondos rocosos, las curvas cerradas… Aun así comerciantes y mercaderes preferían Bilbao como puerto interior frente a otros puertos costeros por dos razones fundamentales: su condición de enclave y cruce de caminos comerciales y su seguridad frente a temporales y ataques de barcos piratas.

No sería hasta finales del siglo XIX cuando la figura del ingeniero Evaristo Churruca surgió para establecer unas mejores condiciones de navegabilidad a lo largo de la Ría gracias a su proyecto de canalización, al que dedicó la mayor parte de su vida profesional.

Por tanto, desde su fundación en 1300 y durante más de siete siglos la ciudad ha escrito su historia urbana ampliando su territorio a ambas márgenes de la Ría. Y la unión de dichas márgenes a través de sus puentes se ha convertido en un relato apasionante dentro de la historia de la ciudad.


Todo es posible sobre un puente. Como decía Chale Nafus “el paso por el puente suele significar algún tipo de cambio, de transición”. Son construcciones artificiales que salvan un obstáculo, son el más prosaico ejemplo del triunfo del ingenio humano sobre la naturaleza. Y se muestran ante nosotros para decirnos que cualquier problema, por complicado que nos parezca, se puede resolver.

Vídeo:


lunes, 2 de octubre de 2017

SILVIA Y JUANA (2)


(…Continúa)

Si Juana Molina fue para mí un descubrimiento absoluto lo de Silvia fue más bien un redescubrimiento, un reencuentro. Porque de Silvia Pérez Cruz sólo tenía una vaga referencia, su participación en la banda sonora de la película “Blancanieves” (Pablo Berger, 2012), y de ahí que la situara en el mundo de la música andaluza y del flamenco. Este verano escuché su versión de “Abril 74”, canción compuesta por Lluís Llach en homenaje a la revolución portuguesa del 25 de Abril. Al escuchar su voz en catalán me surgieron dudas sobre su origen y, de pronto, se abrió el extraordinario abanico musical que Silvia ha ido recorriendo en su, aún, breve trayectoria.


Música andaluza, boleros, habaneras, música francesa, jazz… Al lado de grandes músicos como Toti Soler, Javier Colina, Jorge Drexler… Versiones de temas clásicos que en su voz adquieren una dimensión nueva, canciones que vuelven a nacer pasando a convertirse en temas propios. Su versión de “Pequeño vals vienés”, que compuso Leonard Cohen sobre un poema de Federico García Lorca, es exuberante, con el mágico acompañamiento a la guitarra de Raúl Fernández. Y más sorprendente aún su versión de “Gallo rojo, gallo negro”, himno popular compuesto por Chicho Sánchez Ferlosio.

Podría pensarse por tanto que Silvia es sólo una gran intérprete que se apoya en composiciones ajenas para desarrollar toda su energía musical, lo cual no es poco. Pero no es así. También ha desarrollado trabajos de creación propia como su participación en el grupo Las Migas o el disco “11 de Novembre”, su primera grabación en solitario. En este documental ella misma explica esa condición “universal” de su música.


Gracias Silvia, gracias Juana. Por acompañarme a lo largo de este verano raro, raro, raro.