viernes, 27 de febrero de 2015

SE BUSCA ARQUITECTO QUE SEPA HACER ALEROS BARROCOS (segunda parte)

...(Continúa) No soy capaz de definir mi estado de ánimo al comprobar como una “simple” votación de carácter político puede tumbar en una tarde el trabajo llevado a cabo a lo largo de varios años por un equipo de arquitectos con experiencia acreditada, especialmente en el apartado de la rehabilitación. Porque, y esto es realmente lo más grave, nadie, ninguno de los junteros que reclaman un ¿alero barroco? para el Palacio Horcasitas se ha dirigido a los responsables del proyecto para interesarse por su trabajo, por el largo y complejo proceso que les ha llevado a diseñar el nuevo alero que en estos momentos luce el edificio. Cuya propuesta, por otra parte, ha contado con el visto bueno de los técnicos y expertos que han informado favorablemente, incluso con expresiones laudatorias, sobre el mismo. Pero ¿qué interés tiene conocer la opinión de los arquitectos? Quita, quita, que nos lían y nos trastocan.
Parece que corren malos tiempos para nuestra profesión si van a ser los políticos los que aprueben o suspendan nuestros proyectos y tengan “patente de corso” para decidir si nuestro trabajo supone o no una “nota discordante”, sin haberse molestado siquiera (insisto sobre esto) en conocer los argumentos de los autores. Pero este punto también queda respondido en la propia información cuando se declara: “un alero colocado por el ayuntamiento…”

Yo sí me he interesado por conocer el proyecto. Debo ser un poco torpe y lento en cuanto al análisis y el diagnóstico. He solicitado la documentación oportuna a sus autores (memoria, planos…), he escuchado sus argumentos y he visitado la obra. Sí, sin duda lo fácil habría sido hacer un alero de madera con sus canes, sus canecillos, su tablazón… ¿Existía un modelo del alero original para reproducirlo? No. ¿Los arquitectos, ante este hecho, han decidido realizar una propuesta reflexiva, lúcida y compleja reinterpretando ese alero desde el lenguaje de una arquitectura contemporánea? Sí. Y el resultado es extraordinario: un alero amplio que revaloriza el carácter del edificio original, lleno de matices en su perfil con una descomposición en planos escalonados que se ajustan a la cornisa de piedra, acorde en su cromatismo con los elementos de forja de los balcones. Que resuelve a su vez de forma adecuada la recogida de aguas pluviales y la ventilación de la cubierta. Y en consonancia con la prevista intervención interior a realizar posteriormente, basada en la ligereza visual y la transparencia de los elementos a incorporar para su nuevo uso. ¿Alguien da más?
La arquitectura es algo más que reproducir un “supuesto” alero de madera. Y esta intervención es precisamente eso, arquitectura. Y de la buena.

La elección de un material u otro no garantiza la calidad de una construcción. Tan noble puede ser la madera como el acero o el hormigón. Un trabajo en madera puede resultar extraordinario o vulgar. Y un alero metálico puede ser propio “de un pabellón industrial” o puede convertirse en una adecuada y brillante solución arquitectónica. Es la capacidad del arquitecto al proyectar y su correcta ejecución lo que otorga calidad (adecuación) o vulgaridad (chapuza) a la intervención. Por tanto, si el Palacio Horcasitas ha sido y es neoclásico, barroco… ¿por qué su cubierta no puede estar rematada con un alero del siglo XXI? No olvidemos que su interior se adecuará a un nuevo uso… del siglo XXI.

Un dato: la celebrada iglesia de San Severino, ubicada en el centro de la localidad encartada, es de “factura gótico-tardía (siglo XV), con cubierta abovedada de diferentes estilos, con una torre barroca del siglo XVIII y su parte baja de estilo gótico, retablo manierista del siglo XVI, con capillas del siglo XVI, sacristía y otras capillas contemporáneas (siglo XX), imágenes renacentistas y barrocas…” ¿Como la definimos? ¿Gótica, barroca, renacentista, contemporánea? En la superposición e incorporación de estilos, adecuándose a cada momento histórico desde el respeto y el conocimiento de lo existente, es dónde reside la riqueza y el auténtico valor de los edificios.

Pero lo cierto es que… “se busca arquitecto (o lo que sea) que sepa hacer aleros barrocos”. ¡A mí que me registren! Y, lo reconozco, al final este bocado me está provocando una fuerte indigestión.

Retomo, para finalizar, la frase de Blaise Pascal, “adaptada e interpretada”: “Ruego me disculpen que este artículo sea tan largo, no disponía de tiempo para hacerlo más corto.”

Alero existente antes de la intervención

El Palacio Horcasitas con su nuevo alero

Detalle del nuevo alero

jueves, 19 de febrero de 2015

SE BUSCA ARQUITECTO QUE SEPA HACER ALEROS BARROCOS (primera parte)

“LAS JUNTAS RECLAMAN ADAPTAR LA MODERNA CUBIERTA DEL PALACIO DE HORCASITAS A SU ESTILO.”

El juntero socialista Isaac Fernández defendió “reacondicionar” un alero de “fibrocemento y chapa galvanizada” colocado por el Ayuntamiento en un edificio del siglo XVII.

Las Juntas Generales (de Bizkaia) aprobaron ayer en la comisión de Cultura una proposición de norma que puede cambiar la imagen del histórico palacio de Horcasitas. Situado en el casco histórico de Balmaseda, el también conocido como palacio de la Aduana, levantado a finales del siglo XVII, es de estilo neoclásico aunque tiene elementos barrocos. Y, de un tiempo a esta parte, alguno mucho más reciente. Según explicó el juntero socialista Isaac Fernández, el ayuntamiento lo ha coronado con una cubierta “de fibrocemento y chapa galvanizada, más propia de un pabellón industrial”. El añadido es una “nota discordante” y llama la atención del visitante, como explicó el popular Arturo Aldecoa, que reclamó, al menos, “disfrazarlo”. Fernández incidió en que “la reforma posterior al incendio tenía que haber respetado el estilo.”

Residente en el municipio el juntero socialista relató que “queda tan mal que los vecinos creen que es provisional, que se han acabado los tres millones de euros a media obra y que está sin rematar. El caso es – resumió gráficamente- que pega más una nave espacial que ese tejado”. Su iniciativa, que reclama al Consistorio que “reacondicione” la cubierta, salió adelante con el apoyo de todos los grupos de la oposición y el voto en contra del PNV. Irune Soto, portavoz de Bildu, que celebró la unanimidad de la oposición porque “no sucede a menudo”, opinó que la obligación de Balmaseda era “evitar esta chapuza”.”

La información, publicada el mes pasado en la prensa, es un bocado tan suculento, de esos que chorrean por todos sus bordes, que me resulta difícil decidir por dónde hincarle el diente. Empezaré por analizar uno a uno sus ingredientes, en primer lugar las afirmaciones vertidas:

-       El nuevo alero construido en el Palacio Horcasitas de Balmaseda no es de “fibrocemento” como se afirma, material cuya utilización está prohibida en la construcción desde hace varios años. El nuevo alero es de acero (no “chapa”) galvanizado.
-       La utilización de un material metálico en una edificación no tiene por qué remitir, de forma automática y despectiva, a la construcción de “un pabellón industrial”. Tenemos numerosos ejemplos de extraordinarias construcciones realizadas con hierro o acero y, sin ir más lejos, el propio palacio dispone en sus balcones de unas balaustradas de hierro forjado que a nadie se le ocurriría despreciar por ser de este material. 
-       Se indica que en la reforma se tenía que haber respetado el estilo y se propone, al menos, “disfrazar” el nuevo alero. ¿Qué estilo habría qué respetar? Porque en la propia información se habla de “palacio de estilo neoclásico aunque con elementos barrocos…” Entonces qué habría que haber hecho, ¿un alero neoclásico?, ¿un alero barroco? ¿Alguno de los junteros (miembros de la Comisión de Cultura, no lo olvidemos) promotores de esta iniciativa sabría definir qué es y cómo es un alero barroco? Yo reconozco, con humildad, que no lo sé. Y ahondando en este punto, por un lado se exige “autenticidad” y, por otro lado, se propone “disfrazarlo”. Sospecho que por alero barroco entienden alero de madera, sin más. Entonces daría igual barroco, neoclásico o postmoderno.
-       Estos mismos junteros celebran la unanimidad de fuerzas políticas distanciadas ideológicamente para “evitar esta chapuza”. Estamos de enhorabuena, parece que la ignorancia y la ceguera cultural no entiende de ideologías.

Analizados los ingredientes del bocado intentaré descubrir ahora en qué recipiente se presenta y con qué cubiertos se puede desmenuzar.  (Continuará)...

martes, 3 de febrero de 2015

EL SUICIDA

Valladolid-Pucela, 1981. Un grupo de jóvenes universitarios aprovechábamos los ratos libres para devorar revistas de cómics y admirar las extraordinarias historias gráficas de Moebius, Milo Manara, Richard Corben, Carlos Giménez, Hugo Pratt
También para dar algún que otro paseo por la ciudad. Y desde el primer día nos llamó la atención la estatua del Sagrado Corazón que remata (supongo que aún sigue allí si no ha habido ningún alma caritativa que la haya echado abajo) la única torre de la Catedral, edificación inacabada y bastante desafortunada por cierto. El descomunal Cristo de hormigón que la presidía era conocido popularmente como “el suicida”.
De la unión entre nuestra afición al cómic y nuestra “devoción” al Cristo surgió la idea de realizar una historia gráfica que se tituló, evidentemente, “El suicida”

Un par de años después coincidimos con otro grupo de jóvenes entusiastas y emprendedores (como diríamos ahora) que estaban pergeñando la publicación de una nueva revista de cómics. Les presentamos nuestra historia, les gustó, y se publicó en el nº 1 de la revista “Zanco Panco”, junto a una entrevista al gran Carlos Gimenéz. Todo un honor para nosotros. En la introducción de aquel número nuestra historia se presentaba así:
“Esta es la primera y única historieta que el señor Bilbao ha realizado hasta el momento y la verdad es que no piensa continuar, ya se sabe, estudios…, pero claro, todo dependerá de nuestra habilidad persuasora.”
Su habilidad persuasora no debió ser muy grande porque nuestra trayectoria en el mundo de la historia gráfica empezó y acabó con esa doble página.

Portada del nº 1 de la revista Zanco Panco

Unos cuantos años más tarde he decidido rescatar aquella historia del papel impreso y pasarla a un nuevo formato, como mero ejercicio y sin más intención que compartir el recuerdo de aquellos años que tanta huella dejaron en nuestras vidas. No tenemos intención de hacer la secuela ni la precuela (que ahora mola más) de esta historia, al menos de momento.

En el vídeo se respetan los dibujos hechos en 1981 sin ningún retoque, así como la proporción del formato entre las viñetas. Probablemente la banda sonora incorporada lo estropea todo pero… “nadie es perfecto”.