jueves, 25 de septiembre de 2014

NORMAN FOSTER Y EL METRO DE BILBAO (2)

(…continúa)

DIÁLOGO ARQUITECTURA-INGENIERÍA: CONEXIÓN LONDRES-PAÍS VASCO
Cuando Foster & Partners inició su trabajo en el proyecto, el trazado de la línea, la ubicación de las estaciones y la configuración de las cavernas y los túneles ya habían sido determinados tras varios años de estudio por los técnicos locales. El equipo de Londres se concentró en la disposición del interior de la estación y en el desarrollo de la posición de las entradas y de los cañones de acceso. Se diseñó la forma ideal de las cavernas para emplazar las mezzaninas, las escaleras y el ascensor.
Una vez definida la forma general, el equipo desarrolló el diseño del equipamiento interior: carpintería metálica, estructuras de mezzanina, bancos, señalética, iluminación y recintos acristalados de acceso. Mientras el equipo londinense desarrollaba el diseño en detalle, técnicos e ingenierías locales, coordinadas por Imebisa (Ingeniería del Metro de Bilbao, S.A.), realizaban los planos de ejecución y los cálculos. Los paneles prefabricados de revestimiento requirieron de un exhaustivo control de color, textura y uniformidad del hormigón.

El equipamiento fue desarrollado por Michael Weiss Associates siguiendo el diseño conceptual del equipo de Foster. Cabe destacar la participación del reconocido diseñador gráfico Otl Aicher, recientemente fallecido, como responsable de la imagen corporativa del metro.

Sección de las estaciones

CONCLUSIONES
Metro Bilbao es el proyecto más ambicioso y lúcido dentro de las actuaciones dirigidas a la renovación del tejido urbano y la reordenación de la ciudad. La conjunción de funcionalidad y calidad estética lo convierten en una obra sobresaliente dentro de la regeneración del Bilbao Metropolitano. Asimismo la convocatoria de un concurso de proyectos propició un equilibrio necesario y fructífero entre el diseño arquitectónico y la aplicación de la ingeniería.
Frente a otras propuestas que intentaban “revestir” o “disfrazar” el espacio subterráneo, la propuesta de Norman Foster potenciaba el concepto de caverna-estación y planteaba una transición muy directa entre la estación y la calle con la utilización de tres materiales básicos: hormigón, acero y vidrio.
La claridad de la arquitectura del metro se refleja en sus tres elementos básicos para las estaciones: el interior (andenes, vías); la intercomunicación (vestíbulos, escaleras); el exterior (arquitectura de calle o “fosteritos”). Las estaciones, situadas a una profundidad entre 20 y 25 metros, aparecen como cuevas acondicionadas y espaciosas, en absoluto agobiantes. Uno de los elementos que más contribuye a esta percepción son las mezzaninas distribuidoras del tráfico peatonal entre andenes, plataformas de acero suspendidas de la bóveda de la caverna.
Andén y mezzanina

En palabras del propio Foster: “Un túnel excavado por el hombre a través de la tierra y la roca es un lugar muy especial. Su forma es una reacción a las fuerzas de la naturaleza y la textura de la construcción lleva el sello del hombre. Como se ve, estas características de forma y textura tienen un drama, deben ser respetadas y no recubiertas para que no parezca que se trata de un edificio más. Hay que poder sentir que se está bajo la tierra y hacer que esto sea una experiencia buena, especial. Parte de esta filosofía tiene que ver con el espíritu, la poesía y la emoción de viajar. Pero es también una filosofía realista, es una razón práctica, además de estética.”
Recientemente se ha programado en televisión la película documental sobre la trayectoria profesional y vital del arquitecto británico “¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster?” (“How Much Does Your Building Weigh, Mr. Foster?”), en la que pudimos apreciar algunas de sus aptitudes deportivas como el esquí de fondo o el ciclismo. Próximo ya a cumplir los ochenta años y tras haber superado un cáncer, se mantiene en forma. Pero ante el anuncio de esta nueva visita a Bilbao para recoger el primer Premio BIA nos surge una duda inquietante, ¿se desplazará por nuestra ciudad a pie, en bicicleta o se introducirá en “su fosterito” y descenderá a “su caverna”?

“Fosterito”

Más información en el libro: “Bilbao nueva arquitectura new architecture” https://www.youtube.com/watch?v=IjbDTAjvPt4

miércoles, 24 de septiembre de 2014

NORMAN FOSTER Y EL METRO DE BILBAO (1)

(Artículo publicado en el diario El Correo)

El viernes 26 de Septiembre el arquitecto británico Norman Foster volverá a Bilbao para recoger el Premio BIA (Bilbao Bizkaia Architecture), en reconocimiento a su contribución a la regeneración urbana de Bilbao y su entorno, por su participación en el proyecto del ferrocarril metropolitano. Este galardón se enmarca dentro de las actividades que la plataforma BIA, surgida en el seno de la Delegación en Bizkaia del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, ha programado para este mes bajo el título “BIA Urban Regeneration Forum”, un escenario para el debate sobre la regeneración urbana de la ciudad.

Norman Foster

GÉNESIS DEL METRO DE BILBAO
En 1974 vio la luz el primer estudio en profundidad sobre el problema del transporte en el Gran Bilbao: “Estudio Coordinado de Transportes Urbanos Colectivos para Bilbao y zona de influencia”, realizado por las instituciones vizcaínas. De este estudio surgió la redacción, por parte del Ministerio de Obras Públicas, del Plan de Construcción de la red de un Ferrocarril Metropolitano, aprobado en 1977.
Con el traspaso de competencias al Gobierno Vasco en 1981 se concluyó el “Estudio Complementario de la red de Metro de Bilbao”, que no consiguió una aceptación total.
A lo largo de 1983 se abordó un  nuevo “Estudio sobre el transporte público en el Bajo Nervión” que proponía una solución combinada de metro y ferrocarril, y que puede considerarse el germen del proyecto realizado. A continuación se revisó el anterior Plan de Construcción redactándose un nuevo documento que se aprobó en 1987. Este nuevo Plan se inclinó por un trazado más superficial intentando acercar el sistema al ciudadano y potenciando la accesibilidad a las estaciones.

CONCURSO DE PROYECTOS
En 1988, buscando la colaboración entre ingeniería y arquitectura, la Administración vasca convocó un concurso restringido entre arquitectos invitando a equipos de diferentes culturas y sensibilidades: Norman Foster and Partners (anglosajón); Architektengruppe U-Bahn (centroeuropeo); Gregotti Associati (italiano); Santiago Calatrava (valenciano); Francisco Javier Sáenz de Oiza (navarro); José Erbina  (alavés); Fernando Olabarría y José Luis Íñiguez de Onzoño (vizcaínos); Rufino Basáñez (vizcaíno). También fue invitado el arquitecto guipuzcoano Luis Peña Ganchegui que declinó participar y pasó a formar parte del jurado.

LA PROPUESTA DE NORMAN FOSTER
Norman Foster empezaba a convertirse en figura destacable del panorama arquitectónico internacional con el proyecto del Centro de Arte de Nîmes (1984) y, sobre todo, con la realización de la sede del Hong-Kong & Shangai Bank (1986), considerado el edificio tecnológicamente más avanzado del momento.  A través de su firma Foster Associates, el equipo compuesto por Norman Foster & Wendy Foster, así como los colaboradores Claude Engle (iluminación) y Otl Aicher (diseño gráfico y señalización), presentó al concurso un proyecto que se sintetizaba en una memoria de dos páginas manuscrita por el propio Foster, que es un modelo de razón lógica y pragmatismo técnico.

Memoria manuscrita

Al contrario que otras propuestas, Foster no creyó que los problemas formales de la arquitectura debieran resolverse fuera del campo exclusivo de la racionalidad tecnológica, haciendo de esta racionalidad un código ético y estético. Aseguraba que “la calidad es una condición mental”, que “nada será añadido para ocultar las estructuras” o que “intenta alcanzar la simplicidad... una lucha mucho más difícil que aceptar la complejidad, pero mucho más poética y valiosa.”
Su propuesta recogía dos aspectos: la interior o subterránea, en la que utiliza la técnica como reflexión y a la vez como medio productivo y de imagen; la exterior, donde intenta que la intervención sobre la ciudad tenga el menor impacto posible, a través de un “estuche” diáfano, “recinto elegante y llamativo”. La idea del “fosterito”, aún no diseñado como hoy lo conocemos, ya estaba latente.

FALLO DEL JURADO
La decisión del jurado fue unánime en favor de la claridad expositiva de Norman Foster. Compuesto por José Luis Burgos, arquitecto y vice-consejero de Transportes; Javier Ruiz, ingeniero de caminos y jefe de Planificación y Proyectos del Consorcio de Transportes de Bizkaia; Agustín Presmanes, ingeniero de caminos y director de Infraestructura del Transporte; los arquitectos Francisco Hurtado de Saracho, Oriol Bohigas y Luis Peña Ganchegui; el escultor Néstor Basterretxea; el pintor Agustín Ibarrola y la economista Lourdes Llorens, del Centro de Estudios del Transporte.
El acta acordaba “seleccionar al equipo de Norman Foster por haber sido el que ha resuelto con mayor claridad el diseño arquitectónico y la imagen de conjunto del ferrocarril metropolitano, siendo a su vez la solución propuesta la que expresa mejor la idea de sistema de transporte integrado que supone el mismo.” Así se confiaba al equipo de Foster la definición de la imagen general, los criterios básicos de diseño y los proyectos de arquitectura de las estaciones subterráneas.

(continuará…)

lunes, 15 de septiembre de 2014

AMORES CANDADOS… Y DESTRUCTIVOS

En varias ocasiones he abordado bajo distintos títulos (“La insoportable levedad de la arquitectura actual”; “La obsolescencia programada en la arquitectura”) el tema de la escasa calidad de las construcciones que se levantan en la actualidad, de su corta esperanza de vida, achacándola a diversos factores y agentes participantes en los procesos constructivos. Hace unos días, visitando el estudio de unos compañeros, comprobé con satisfacción que en su página web profesional, aún en construcción, habían incluido como lema básico de su forma de entender la arquitectura aquella antigua tríada que Marco Vitruvio proponía hace ya más de dos mil años como cualidades de una buena construcción: “Firmitas, utilitas, venustas” (sólida, útil, hermosa). No debe estar todo perdido, pensé. Y además estoy convencido de que Vitruvio no dispuso la solidez en primer lugar de forma aleatoria.  

Pero con lo que yo no contaba al hacer esas valoraciones era con otro factor que, al parecer, está empezando a echar abajo algunas construcciones centenarias: el amor. Sí, sí, el amor. O la promesa de amor eterno. La barandilla del Puente de las Artes en París se vino abajo a finales de esta primavera. La causa, los miles de candados que las parejas de enamorados habían colocado sobre ella.  Pero ¿quién es el ideólogo que lidera estas “intervenciones” que pretenden sellar amores eternos? ¿Quién está detrás de esta marabunta destructiva? Al parecer, Federico Moccia, escritor italiano de novelas para adolescentes que en alguna de ellas lo puso de moda. Consiste en escribir los nombres de la pareja en el candado, engancharlo a la barandilla del puente, cerrarlo y tirar la llave al río.


En poco tiempo puentes y otros elementos de toda la geografía mundial se han ido poblando de estos ¿dispositivos amorosos? Y han empezado a sufrir en sus carnes el peso del amor que, por lo que se empieza a ver, no estaba previsto en sus cálculos estructurales, ¡cachis! No sé qué habría que hacer con el tal Moccia, si erigirle un monumento por su capacidad para aborregar e inducir a la cursilería a miles de adolescentes o amarrarle un candado tamaño familiar al cuello y lanzarle al Tíber (después de hacerle pagar las facturas por los desperfectos). Lo cierto es que el hombre está forrado con los euros que sus libros y correspondientes adaptaciones cinematográficas han hecho llegar a sus bolsillos.

Aunque bien pensado, ¿tiene él alguna culpa? ¿No deberíamos adaptarnos al fenómeno y diseñar construcciones que permitieran y soportaran el peso de los candados enamorados? Es curioso, sin embargo, que el símbolo o la manifestación del amor, una expresión libre de las personas, sea precisamente… un candado que no se puede abrir. Hasta que la muerte nos separe, o hasta que el puente se hunda. A mí me da qué pensar, qué mal rollo.

Pero, aunque me cueste, tengo que ser sincero y reconocer que en mi videoteca, en el apartado 2010-2020 hay un DVD titulado “Perdona si te llamo amor”, basado en una novela del susodicho. ¿Cómo habrá llegado hasta ahí? Vaya usted a saber.

viernes, 5 de septiembre de 2014

P. J. Y OTROS “DESCONOCIDOS” (1)

Propongo un juego. O acertijo, o concurso, o lo que sea. Se trata de poner nombre a los siguientes rostros:



¿Díficil? Venga va, una pista. Las iniciales de cada uno de ellos: P. J. / J.C.C / G.G.P.

¿Tampoco? Bueno, pues como segunda pista voy a contar unas pequeñas historias relacionadas con cada uno de ellos, en el mismo orden en el que aparecen en las imágenes.

P.J. Me encontraba visitando el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) cuando tras deleitarme con la visión del cuadro de Picasso “Las señoritas de Avignon” noté una “presencia” a mis espaldas. Me volví y me encontré con una figura diminuta embutida en un traje de chaqueta marrón que se dirigía a su interlocutor con energía, tanto en su voz como en sus gestos. Y ello a pesar de su avanzada edad. Pero lo que más destacaba en él eran sus gruesas gafas de pasta. Y entonces me di cuenta que estaba ante uno de los grandes arquitectos estadounidenses del siglo XX. Mi reacción fue bastante ridícula: empezar a mirar a mi alrededor buscando la complicidad de la gente que nos rodeaba, sus miradas furtivas hacia este hombre, cuchicheos, algún acercamiento para pedirle un autógrafo o foto conjunta (lo que ahora se ha rebautizado como “selfie”). Nada de nada. Nadie parecía ser consciente de la “presencia” que yo había percibido.

J.C.C. En los prolegómenos de un concierto en el Festival de Jazz de Getxo me llamó la atención un hombre enjuto que se movía inquieto de un lado para otro entre las filas de asientos, con una libreta en una mano y un botellín de agua en la otra. Me pareció que podía ser él pero habían pasado ya muchos años desde sus apariciones en televisión y era difícil identificarle. Así que me acerqué y tuve la suerte de oírle hablar al dirigirse a uno de los guardias de seguridad. No había duda, su voz era inconfundible. Recordé además en ese instante su frase de despedida, desde hace muchos años: “Besos, abrazos, carantoñas y achuchones múltiples para todos.” Era él. Y me pasó lo mismo que años atrás: miré a mi alrededor buscando complicidad pero toda la gente estaba a lo suyo, totalmente ajena a esta “presencia” que no paró de moverse y tomar notas en todo el concierto.

G.G.P. Con motivo de un reciente curso de verano de la Universidad del País Vasco (EHU-UPV) tuve ocasión de compartir unas horas con él. Nos habló de su trayectoria profesional y vital, variada y azarosa, apasionante sin duda. Una vida que incluso ha sido recogida en algún libro, documentales y una película estrenada hace una par de años (no muy afortunada, lamentablemente) Y paseando juntos camino del local donde se iba a proyectar su nueva película ambientada en Cádiz yo no dejaba de mirar a las personas que se cruzaban con nosotros para ver si en alguna apreciaba un mínimo gesto de reconocimiento hacia este hombre de barba ya canosa. Vano intento, una vez más.

Hoy que el exhibicionismo y la exposición pública parecen reinar y que cualquier personajillo asciende al olimpo del “famoseo” y la popularidad por poner morritos o quejarse porque le han robado sus fotos íntimas de “la nube”, poder compartir, aunque solo sea el mismo aire, con estos desconocidos, es un lujo, al menos para mí. Además hay una cualidad común en todos ellos que la transmiten de forma natural, la pasión por lo que hacen. Por cierto, como esa “nube” reviente algún día la lluvia de chatarra virtual que va a descargar sobre nosotros nos va a dejar totalmente sepultados.

Al final de cada una de estas tres pequeñas historias tuve la misma sensación, de rabia o de coraje al comprobar que nadie les reconocía. Ahora pienso, sin embargo, que es lo mejor para ellos, que puedan seguir realizando su labor sin agobios ni achuchones. Y que yo he sido un mortal privilegiado al haber sentido su “presencia”. Así que si os cruzáis con alguno de estos “desconocidos” (no sucederá ya lamentablemente con P.J.) haced como que no les habéis visto. Se merecen el galardón del anonimato.

Espero que el servidor no se bloquee con el aluvión de respuestas.